martes, 13 de agosto de 2013

El Quetzalcóatl de Luisa Josefina Hernández




Quetzalcóatl es una obra de Luisa Josefina Hernández, escritora y especialista en arte dramático, así como profesora e investigadora de la UNAM. La obra se divide en dos partes, la primera, recrea el mito de la creación del hombre y el robo del maíz por el dios Quetzalcóatl; la segunda parte habla sobre la humanización del dios, el empoderamiento del pueblo mexica y el vislumbre de su caída por la llegada de los españoles.  
            La primer parte trata de rescatar los mitos fundacionales, al parecer tomados del códice Chimalpopoca, es evidente que la representación está pensada para que se mantenga la atmósfera ritual y de sincretismo. Hernández trata de remarcar la idea del dios creador, representante de la espiritualidad, poseedor de las artes, la bondad, la humildad y la claridad de espíritu. La importancia de Quetzalcóatl durante la época prehispánica radica en que es una de las deidades más importantes y presente en casi todos los pueblos mesoamericanos; por ser asociado a la agricultura, se marca como una deidad que explica el origen de la vida misma. Es creador del quinto sol, que corresponde a la época actual.
            En esta primera parte también aparece un personaje muy importante que acompaña a Quetzalcóatl en el Mictlan, su nagual, es interesante que en algunos momentos juega un papel de gracioso que le quita solemnidad a esta parte de la obra, haciéndola más amena. Cuando Quetzalcóatl crea a los hombres con el polvo de los huesos robados a Mictlantecuhtli y su propia sangre, es el nahual el que roba el maíz a las hormigas para alimentar a los hombres. Aunque el nahual es el desdoblamiento del dios, Hernández hace muy evidente la naturaleza de esa otra parte que se aleja de lo ceremonioso. 
            La segunda parte explica como los mismos hombres tratan de corromper a Quetzalcóatl, Hernández habla de nigromantes, hay algunas versiones que mencionan a Tezcatlipoca, que es una especie de némesis del dios, como el que urde el plan de emborracharlo. Creo que en la obra de Hernández, esta parte, maneja una similitud con la idea judeocristiana del dios que se sacrifica por medio de la humanización. Quetzalcóatl está consciente de lo que buscan, por ello utiliza el desdoblamiento del nahual, que se vuelve Xólotl, o su gemelo malvado.
            La dualidad oscura de Xólotl, da paso a una especie de violación o por lo menos a que Quetzalcóatl deje de ser célibe al yacer con su hermana; es como una especie de pérdida de los ideales espirituales del pueblo tolteca, el Quetzalcóatl-Xólotl abandona el Tollan y una vez más hace evidente el auto sacrificio. El pueblo mexica es como la representación del olvido de los ideales espirituales, se desvirtúa la religión y se hace presente la represión política, se vuelve a los sacrificios.
            Moctezuma II es la imagen del soberano despótico, Hernández nos pinta la caída de Tenochtitlán como una consecuencia de la arbitrariedad del pueblo mexica, causa de la inestabilidad de las rebeliones internas. Moctezuma II pensará que Hernán Cortés es Quetzalcóatl, la obra de Hernández lo explica, al perder el verdadero origen, el ser desvirtuado, alejado de su espiritualidad, pierde el significado real de las cosas. 
            Como se puede apreciar la historia y el lenguaje de la obra es completamente poético, y lo sustenta incluso en fuentes antropológicas e históricas, hace referencias visuales del movimiento de los cuerpos celestes, de las referencias de Quetzalcóatl como Venus, la estrella matutina, como cometa, esto complejiza la puesta en escena al igual que las acotaciones tan exactas acerca de la vestimenta y las imágenes prehispánicas. Por un lado me parece maravilloso el trabajo de investigación y que utilice fuentes como San Bernardino de Sahagún, Miguel León-Portilla, Alfonso Caso Andrade, Laurette Séjourné, Ángel María Garibay, etcétera; pero por otro lado me hace pensar en dificultades para llevar a cabo la representación.
            La obra maravilla por su contenido mítico, histórico y antropológico; porque considero de manera muy personal que logra la reflexión a través de un lenguaje muy cuidado, además pretende una puesta en escena muy elaborada y apegada a una realidad histórica.




             En este sentido, Anne Ubersfeld pregunta, en Semiótica teatral, ¿se puede leer teatro? En este caso en particular, yo opino, que lo que no se puede leer son las didascalias, el texto en sí es entendible, el problema de Quetzalcóatl es que está pensado para la representación y, como ya mencioné, una muy magnifica. Las didascalias mencionan vestimentas e imágenes, reales y precisas, resulta difícil leer el texto y luego a su vez pensar en lo que las referencias nos dicen, es un trabajo de parar la lectura y ponerse a investigar en internet a cuál imagen del códice se refiere Hernández, en caso de encontrarla.

            Sin embargo, es claro el estrecho lazo de la práctica textual que realiza con la representación, a mí en lo personal me ganó mi vena de literatura y me resultó difícil imaginar el espectáculo completo. No dejo de lado la complejización del texto teatral, que con tantos elementos busca una comunicación sumamente expresiva y creativa, que construya un sentido completo a los sentidos. Me pregunto cómo sería el espectáculo desde los ojos de otro director que no fuera Hernández, quizá el estilo de la escritura mantendría una correspondencia entre texto y representación, como Ubersfeld propone.

            Finalmente creo que no importaría tanto privilegiar el texto o el espectáculo, sino mantener un equilibrio de los códigos, esto para que el lenguaje de la obra sea tanto connotativa como denotativa, que estimule al público y lo hago reflexionar un poco. Ubersfeld lo propone al decir que el teatro puede ser incitación a una práctica social.

4 comentarios:

  1. Un par de preguntas: ¿Por qué la obra tendría que ser solemne? Los dioses con actitudes bastante humanas es algo común y en las fuentes originales, como en el Códice que mencionas, el acto no es ceremonial. ¿En qué sentido Moctezuma II es despótico? Yo lo noto un tanto melancólico, ansioso y despistado, pero no despótico.
    Lo que sí, es que en la obra de Hernández el nagual se acerca al gracioso del teatro clásico español, pero no como un gemelo malvado tipo doppelgänger. La incorporación de la idea judeocristiana que has señalado, está presente en esta versión para la escena mexicana del siglo, tal y como lo estaba en las lecciones de los primeros evangelizadores después de la conquista. Eso me molestó un poco de la obra... nos repite la historia oficial que se enseña a nivel primaría.

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    1. Me parece solemne por el tema que trata, creo que habla de la pérdida y el sacrificio, y salvo por los destellos de comicidad del nagual la obra no es para nada cómica. Consideré a Moctezuma II despótico porque, aunque evidentemente tiene miedo y es muy digno, su reacción desde le principio fue amenazar de muerte por traición a los encantadores, cuando estos trataban de leer las señales, y luego manda a matar a los aztecas que llegan con el pájaro por llevarle esas malas señales. Es despistado pero también sus medidas son arbitrarias.

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  2. A este post le falta la aportación teórica de Ubersfeld.

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