Quetzalcóatl
es una obra de Luisa Josefina Hernández, escritora y especialista en arte
dramático, así como profesora e investigadora de la UNAM. La obra se divide en
dos partes, la primera, recrea el mito de la creación del hombre y el robo del
maíz por el dios Quetzalcóatl; la segunda parte habla sobre la humanización del
dios, el empoderamiento del pueblo mexica y el vislumbre de su caída por la llegada
de los españoles.
La primer parte trata de rescatar
los mitos fundacionales, al parecer tomados del códice Chimalpopoca, es
evidente que la representación está pensada para que se mantenga la atmósfera
ritual y de sincretismo. Hernández trata de remarcar la idea del dios creador, representante
de la espiritualidad, poseedor de las artes, la bondad, la humildad y la claridad de
espíritu. La importancia de Quetzalcóatl durante la época prehispánica radica
en que es una de las deidades más importantes y presente en casi todos los
pueblos mesoamericanos; por ser asociado a la agricultura, se marca como una
deidad que explica el origen de la vida misma. Es creador del quinto sol, que
corresponde a la época actual.
En esta primera parte también
aparece un personaje muy importante que acompaña a Quetzalcóatl en el Mictlan,
su nagual, es interesante que en algunos momentos juega un papel de gracioso
que le quita solemnidad a esta parte de la obra, haciéndola más amena. Cuando
Quetzalcóatl crea a los hombres con el polvo de los huesos robados a
Mictlantecuhtli y su propia sangre, es el nahual el que roba el maíz a las
hormigas para alimentar a los hombres. Aunque el nahual es el desdoblamiento
del dios, Hernández hace muy evidente la naturaleza de esa otra parte que se
aleja de lo ceremonioso.
La segunda parte explica como los
mismos hombres tratan de corromper a Quetzalcóatl, Hernández habla de nigromantes,
hay algunas versiones que mencionan a
Tezcatlipoca, que es una especie de némesis del dios, como el que urde el plan
de emborracharlo. Creo que en la obra de Hernández, esta parte, maneja una
similitud con la idea judeocristiana del dios que se sacrifica por medio de la
humanización. Quetzalcóatl está consciente de lo que buscan, por ello utiliza
el desdoblamiento del nahual, que se vuelve Xólotl, o su gemelo malvado.
La dualidad oscura de Xólotl, da
paso a una especie de violación o por lo menos a que Quetzalcóatl deje de ser célibe al yacer
con su hermana; es como una especie de pérdida de los ideales espirituales del
pueblo tolteca, el Quetzalcóatl-Xólotl abandona el Tollan y una vez más hace
evidente el auto sacrificio. El pueblo mexica es como la representación del
olvido de los ideales espirituales, se desvirtúa la religión y se hace presente
la represión política, se vuelve a los sacrificios.
Moctezuma II es la imagen del
soberano despótico, Hernández nos pinta la caída de Tenochtitlán como una
consecuencia de la arbitrariedad del pueblo mexica, causa de la inestabilidad
de las rebeliones internas. Moctezuma II pensará que Hernán Cortés es
Quetzalcóatl, la obra de Hernández lo explica, al perder el verdadero origen,
el ser desvirtuado, alejado de su espiritualidad, pierde el significado real de
las cosas.
Como se puede apreciar la historia y
el lenguaje de la obra es completamente poético, y lo sustenta incluso en
fuentes antropológicas e históricas, hace referencias visuales del movimiento
de los cuerpos celestes, de las referencias de Quetzalcóatl como Venus, la
estrella matutina, como cometa, esto complejiza la puesta en escena al igual
que las acotaciones tan exactas acerca de la vestimenta y las imágenes prehispánicas.
Por un lado me parece maravilloso el trabajo de investigación y que utilice
fuentes como San Bernardino de Sahagún, Miguel León-Portilla, Alfonso Caso
Andrade, Laurette Séjourné, Ángel María Garibay, etcétera; pero por otro lado
me hace pensar en dificultades para llevar a cabo la representación.
La obra maravilla por su
contenido mítico, histórico y antropológico; porque considero de manera muy
personal que logra la reflexión a través de un lenguaje muy cuidado, además pretende
una puesta en escena muy elaborada y apegada a una realidad histórica.
En este sentido, Anne
Ubersfeld pregunta, en Semiótica teatral,
¿se puede leer teatro? En este caso en particular, yo opino, que lo que no se
puede leer son las didascalias, el texto en sí es entendible, el problema de Quetzalcóatl es que está pensado para la
representación y, como ya mencioné, una muy magnifica. Las didascalias mencionan vestimentas e imágenes,
reales y precisas, resulta difícil leer el texto y luego a su vez pensar en lo
que las referencias nos dicen, es un trabajo de parar
la lectura y ponerse a investigar en internet a cuál imagen del códice se
refiere Hernández, en caso de encontrarla.
Sin embargo, es claro el estrecho
lazo de la práctica textual que realiza con la representación, a mí en lo
personal me ganó mi vena de literatura y me resultó difícil imaginar el
espectáculo completo. No dejo de lado la complejización del texto teatral, que
con tantos elementos busca una comunicación sumamente expresiva y creativa, que
construya un sentido completo a los sentidos. Me pregunto cómo sería el
espectáculo desde los ojos de otro director que no fuera Hernández, quizá el
estilo de la escritura mantendría una correspondencia entre texto y
representación, como Ubersfeld propone.
Finalmente creo que no importaría
tanto privilegiar el texto o el espectáculo, sino mantener un equilibrio de
los códigos, esto para que el lenguaje de la obra sea tanto connotativa como denotativa, que
estimule al público y lo hago reflexionar un poco. Ubersfeld lo propone al decir que el teatro puede ser incitación a una práctica social.
Un par de preguntas: ¿Por qué la obra tendría que ser solemne? Los dioses con actitudes bastante humanas es algo común y en las fuentes originales, como en el Códice que mencionas, el acto no es ceremonial. ¿En qué sentido Moctezuma II es despótico? Yo lo noto un tanto melancólico, ansioso y despistado, pero no despótico.
ResponderEliminarLo que sí, es que en la obra de Hernández el nagual se acerca al gracioso del teatro clásico español, pero no como un gemelo malvado tipo doppelgänger. La incorporación de la idea judeocristiana que has señalado, está presente en esta versión para la escena mexicana del siglo, tal y como lo estaba en las lecciones de los primeros evangelizadores después de la conquista. Eso me molestó un poco de la obra... nos repite la historia oficial que se enseña a nivel primaría.
Me parece solemne por el tema que trata, creo que habla de la pérdida y el sacrificio, y salvo por los destellos de comicidad del nagual la obra no es para nada cómica. Consideré a Moctezuma II despótico porque, aunque evidentemente tiene miedo y es muy digno, su reacción desde le principio fue amenazar de muerte por traición a los encantadores, cuando estos trataban de leer las señales, y luego manda a matar a los aztecas que llegan con el pájaro por llevarle esas malas señales. Es despistado pero también sus medidas son arbitrarias.
EliminarA este post le falta la aportación teórica de Ubersfeld.
ResponderEliminarListo!
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