La Malinche, es un drama histórico de
tres actos, escrita y dirigida por Celestino Gorostiza. Originalmente fue
estrenada en el Teatro del Bosque de la ciudad de México, con el nombre de La leña está verde, el día 28 de octubre
de 1958. La historia gira en torno a tres momentos importantes dentro del
periodo de conquista entre 1519 a 1521. Primero el encuentro de Hernán Cortés
con Malinche, la guerra con los aztecas en Cholula y cuando Cortés ya ha ganado
la guerra.
La obra se centra en la relación
de Cortés con Malinche. El hecho histórico es traducido al teatro y evidencia
una perspectiva cultural e ideológica del pueblo mexicano. Gorostiza toma
elementos del discurso hegemónico y pone en entre dicho esa historia legítima.
Una vez más, la reinvención del pasado busca llenar el vacío que ha dejado la
historia pero de forma contestataria, esto para declarar la ansiedad por
redescubrir los orígenes, por mostrarnos lo “genuinamente mexicano”.
El texto dramático privilegia el
discurso verbal, no hay una corporización demasiado evidente, por lo que apunta
hacia una puesta en escena cuyo peso recae en los diálogos. La Malinche es la
representación de los problemas de identidad contemporáneos, es eso que para
Juan Villegas “hace evidente la conflictividad de los poderes coexistentes de
cada momento histórico.” En este caso, efectivamente el teatro es un discurso
cultural, la Malinche recrea a través de su diálogo la tensión entre las
culturas, la incomunicación, la traición a la lengua, a la raza. Es decir, los
problemas de ayer y de hoy en el pueblo mexicano.
Malinche es representada por
Gorostiza como una mujer inteligente, nos cuenta de una traición a veces por
ignorancia, a veces deja entre ver que premeditada y justificada por amor. Para
Enrique Minjares esta versión sigue el paradigma patriarcal “la dramaturgia del
siglo XX parece coincidir en justificar la conducta de Malinche exclusivamente
por medio del amor y/o la pasión.”¹ No es fortuito que desde el primer
encuentro entre Cortés y su lengua, Gorostiza muestre una conexión amorosa. El
Cortés de Gorostiza no es más que un hombre dudoso, que sucumbe al miedo y la
cobardía, Malinche lo anima, juego su rol de lengua y gana una guerra por
anteponer en todo momento la integridad de Cortés.
Si Malinche es la identidad, el
conducto de una nueva raza, la madre de los mestizos; Cuauhtémoc es la
representación de los ideales jóvenes, la voz de una conciencia de cambio, la
inteligencia ancestral que busca justicia e igualdad sin lograrlo. Al final, la
caída de los vencidos es representada por la incomunicación de las palabras
finales en náhuatl, se destaca la emotividad, pero sigue siendo un mensaje que
no se cumple. Esto es maximizado por el uso de las luces, ya cayó Tenochtitlán,
ahora va mostrando la caída de Cortés, ambos caen, la identidad mestiza está
marcada por la ambigüedad, lo incierto.
¹ Mijares, Enrique, La
Malinche de Víctor Hugo Rascón Banda: Actualización del mestizaje [en
línea] <<cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/4641/1/200271P67.pdf>>