lunes, 16 de septiembre de 2013

La Malinche, de Celestino Gorostiza





La Malinche, es un drama histórico de tres actos, escrita y dirigida por Celestino Gorostiza. Originalmente fue estrenada en el Teatro del Bosque de la ciudad de México, con el nombre de La leña está verde, el día 28 de octubre de 1958. La historia gira en torno a tres momentos importantes dentro del periodo de conquista entre 1519 a 1521. Primero el encuentro de Hernán Cortés con Malinche, la guerra con los aztecas en Cholula y cuando Cortés ya ha ganado la guerra.
               La obra se centra en la relación de Cortés con Malinche. El hecho histórico es traducido al teatro y evidencia una perspectiva cultural e ideológica del pueblo mexicano. Gorostiza toma elementos del discurso hegemónico y pone en entre dicho esa historia legítima. Una vez más, la reinvención del pasado busca llenar el vacío que ha dejado la historia pero de forma contestataria, esto para declarar la ansiedad por redescubrir los orígenes, por mostrarnos lo “genuinamente mexicano”.
                El texto dramático privilegia el discurso verbal, no hay una corporización demasiado evidente, por lo que apunta hacia una puesta en escena cuyo peso recae en los diálogos. La Malinche es la representación de los problemas de identidad contemporáneos, es eso que para Juan Villegas “hace evidente la conflictividad de los poderes coexistentes de cada momento histórico.” En este caso, efectivamente el teatro es un discurso cultural, la Malinche recrea a través de su diálogo la tensión entre las culturas, la incomunicación, la traición a la lengua, a la raza. Es decir, los problemas de ayer y de hoy en el pueblo mexicano.


            Malinche es representada por Gorostiza como una mujer inteligente, nos cuenta de una traición a veces por ignorancia, a veces deja entre ver que premeditada y justificada por amor. Para Enrique Minjares esta versión sigue el paradigma patriarcal “la dramaturgia del siglo XX parece coincidir en justificar la conducta de Malinche exclusivamente por medio del amor y/o la pasión.”¹ No es fortuito que desde el primer encuentro entre Cortés y su lengua, Gorostiza muestre una conexión amorosa. El Cortés de Gorostiza no es más que un hombre dudoso, que sucumbe al miedo y la cobardía, Malinche lo anima, juego su rol de lengua y gana una guerra por anteponer en todo momento la integridad de Cortés.
               Si Malinche es la identidad, el conducto de una nueva raza, la madre de los mestizos; Cuauhtémoc es la representación de los ideales jóvenes, la voz de una conciencia de cambio, la inteligencia ancestral que busca justicia e igualdad sin lograrlo. Al final, la caída de los vencidos es representada por la incomunicación de las palabras finales en náhuatl, se destaca la emotividad, pero sigue siendo un mensaje que no se cumple. Esto es maximizado por el uso de las luces, ya cayó Tenochtitlán, ahora va mostrando la caída de Cortés, ambos caen, la identidad mestiza está marcada por la ambigüedad, lo incierto. 



¹ Mijares, Enrique, La Malinche de Víctor Hugo Rascón Banda: Actualización del mestizaje [en línea] <<cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/4641/1/200271P67.pdf>>

1 comentario:

  1. Excelente entrada... muy completa e ilustrativa, aunque se echa de menos el texto de Adam Versényi. Una pregunta que nos haremos en breve irá dirigida a las constantes que presentan las diferentes Malinches en todas las obras leídas en este módulo. Por otra parte, lo particular de cada una, también servirá de contra-parte y contraste.

    ResponderEliminar