lunes, 11 de noviembre de 2013

La noche de Hernán Cortés. Obra en un acto de Vicente Leñero (1994)






Vicente Leñero escribe La noche de Hernán Cortés como una producción historiográfica, no solo nos pone al final una bibliografía, sino que pone al texto histórico como un complejo símbolo fragmentado de la visión del pasado. El pasado es la materia prima con la que dramatiza y cuestiona un presente mexicano. Hayden White se plantea las formas posibles de la representación histórica y sus bases, es este sentido, la obra de Leñero nos hace pensar en el teatro como esa representación histórica, y a la historiografía como una base productora de ficción.
            Cortés es el centro, es la figura que se pone en perspectiva y se analiza en tres momentos de su vida: juventud, madurez y senectud. Los demás personajes giran alrededor de él, son personajes secundarios que transitan como fantasmas por la vida de este. Ni Malinche ni Catalina están completamente dibujadas, porque es la memoria de Cortés la que las proyecta, la que les da vida y les permite formar parte de su historia.

            El secretario escribe las memorias, registra la historia. Pero el secretario también se confunde, también pierde datos y carga con un montón de libros que son la autoridad. El también transita de un lado a otro con Cortés. Es así como elimina, subordina y da énfasis a algunos acontecimientos. Como menciona White, ante el hecho fragmentario e incompleto usa la “imaginación constructiva”. Lo hace el secretario, lo hace Leñero y lo hace el mismo Cortés con su vida, no sólo olvida, también selecciona que olvidar.
            White menciona que los relatos históricos no están terminados o completos, por ello es quizá que vemos una historia diferente, Leñero da cuenta en su texto dramático de lo posible. Los cambios de escenario, las escenas simultáneas, las acotaciones de tipo narrativas, nos hace pensar en un texto espectacular complejo y que efectivamente dio mucho de qué hablar, como mencionan algunas crónicas de la época.
            La obra de Leñero al igual que la narrativa histórica no refleja, sino que recuerda, por ello se encuentra constantemente el velo del olvido, de la suposición. También por esto es que vemos un enano que corre de un lado al otro, jocoso, enterándose de todo pero sin realmente ser un testigo fidedigno. Los recuerdos no están terminados o completos, por eso Malinche mata a Cortés, porque Leñero desea completar una historia más que con la similitud de hechos, con la complejidad de los símbolos.

            Efectivamente en este caso, las secuencias históricas están tramadas de diferente manera. Leñero interpreta el mito sobre Cortés y le da un nuevo significado, de esta manera, dentro de la producción de ficción, aporta un conocimiento literario que no por ser ficción le quita valor, y a decir de White, hace el mismo trabajo del historiador.


           

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