miércoles, 6 de noviembre de 2013

Águila y sol de Sabina Berman





Águila y sol es una obra escrita por Sabina Berman y publicada en 1984. La obra habla sobre algunos sucesos ocurridos desde la llegada de los españoles hasta la muerte del emperador Moctezuma. En la edición de Editores Mexicanos Unidos se menciona su fundamentación en la Visión de los vencidos, además da cuenta de su carácter simbólico. Respecto a una puesta en escena, se menciona que se llevó a cabo con solo siete actores y en un espacio teatral muy reducido.
            Dado que está fundamentada en las crónicas, hay que recordar que estamos ante hechos más literarios que históricos, por lo que se trata de una especie de historia alternativa de los hechos. Berman logra replantearse los pasajes de la historia en escenas cortas (cuadros), para representar un texto dramático (TD) paródico e hilarante, pero sumamente crítico e innovador, sobre todo, respecto a otras obras de teatro con esta temática.
            El TD no es anecdótico, sino que hace evidente el mito que prevalece a través de la historia, solo que actualiza por medio de las formas del diálogo dramático. Un ejemplo de lo anterior es en las escenas de teatro callejero, en la que los cómicos al burlarse de todo, echan por tierra las versiones hegemónicas, es como si el pasado fuese un albur. Lo simbólico también es rescatado en la escena de Tezcatlipoca, cuando aparece como un borracho y discute con los magos los sucesos en Tenochtitlán. La muerte de los cholultecas no es más que una onomatopeya: pum, dice Cortés.


            Berman hace un juego con la identidad y la religión, busca acercarnos a una verdad diferente que pone en tela de juicio los prejuicios y las verdades absolutas de los mexicanos. Cortés siempre habla otro idioma, el del extranjero, nunca le entendemos, ni siquiera cuando habla latín durante los “Bautismos”, porque siempre hay una especie de distorsión y de desencuentro. Hay un narrador que le cuenta al público la historia, la misma Malinche es narradora, aunque en muchos casos esto resulta completamente innecesario.
            La historia de los mexicanos, la misma identidad, está llena de huecos y vacíos, los hechos pueden ser verosímiles pero indemostrables. Berman argumenta a través del mariachi, de la Llorona, pero todas nuestras certezas se pierden, son tan indemostrables como el desorejado o el hombre de dos cabezas que dialogan con Moctezuma.
            En cuanto a la “Escritura, dicción y ficción dramática” (García Barrientos, 2007), la obra de Berman tiene muy pocas acotaciones, la mayoría del tipo técnicas, dando mucha libertad al texto espectacular. Hay un narrador que llena los vacíos como a través de un monólogo. En un principio el lenguaje parecería formal a través de este narrador, pero poco a poco el lenguaje se convierte en informal y lleno de registros.
            Está presente la metateatralidad, ya que hay una tarima para el espectáculo callejero y también para la escenificación de la misa bautismal. Los cuadros representan muchos espacios, no hay una jerarquía en las acciones, además de que se juega con la escenificación de lo no escenificado a través del diálogo. Las formas de construcción son abiertas y me parece un tipo de drama completamente de acción.

           

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