viernes, 22 de noviembre de 2013

La Malinche de Rascón Banda



La Malinche es una obra escrita por Víctor Hugo Rascón Banda y dirigida por Johan Kresnik. Se estrenó en 1998, y su producción estuvo a cargo de la Compañía Nacional de Teatro, además de dos instituciones importantes: el XXVI Festival Cervantino y el Instituto Goethe. Tanto Rascón como Kresnik fueron conocidos por el compromiso de denuncia política y social a través del teatro, por lo que es de esperarse que esta obra ofrezca una interpretación polémica de la sociedad mexicana.
            La obra está compuesta por 37 cuadros, en los que se exponen algunos momentos de un presente actual, en los que Malinche vieja va al Congreso de la Unión a tratar de reivindicar su nombre. También hay escenas con su psicoanalista, en los que en una especie de analepsis recrea los hechos históricos del pasado, en ellos figuran la Malinche joven, Cortés, Jerónimo de Aguilar, Cuauhtémoc, etcétera. Como menciona Lindenberger en Historical drama (1975), entre más conocido sea el tema se permiten más licencias, y es que Rascón invierte las temporalidades para mostrar a un Jerónimo de Aguilar hablando por celular en plena Conquista.


             
           Es, precisamente, la conquista el motivo de crisis, no es necesario para Rascón mostrar todos los eventos del hecho histórico, sino que los personajes rescatan el carácter mitológico que revela la imagen del pasado y materializa en la escena la conciencia nacional. Respecto a esto, Lindenberger comenta sobre la participación del público en este tipo de teatro, el sabe cómo termina la historia, es como un semidios omnisciente que en el juego rescatará de las convenciones teatrales el nuevo sentido.
            El hecho de la historia se repite una y otra vez en diferentes formas, pero a través de la propuesta nueva del escritor, e incluso del director y coreógrafo, es que se rehace la historicidad. Buero Vallejo lo menciona en Acerca del drama histórico, ya que no hay que ceñirse a una fidelidad cronológica, espacial o bibliográfica, porque un drama histórico es una obra de invención. Esto es muy claro en la obra de Rascón y Kresnik.

            En cuanto al texto espectacular, la obra está hecha para el movimiento, la referencia de Kresnik nos habla de danzas coreográficas en casi todas las escenas. En esta puesta en escena se pudieron encontrar elementos de gran espectacularidad en el escenario, como el uso de una serpiente viva en la representación de la gran Coatlicue, o una cruz de grandes dimensiones con fuego, la música de mariachis era en directo y una escenografía con un lago simbólico en el medio del escenario.

            Como se puede notar, la obra de La Malinche es la representación del texto histórico actualizado. Es una dramaturgia no tradicional, en la que la inexactitud y la arbitrariedad son elementos importantes para el drama. Y es que Rascón es el dramaturgo moderno del que habla Lindenberger, pues es desvergonzado en la lectura del presente en el pasado.


           


lunes, 11 de noviembre de 2013

La noche de Hernán Cortés. Obra en un acto de Vicente Leñero (1994)






Vicente Leñero escribe La noche de Hernán Cortés como una producción historiográfica, no solo nos pone al final una bibliografía, sino que pone al texto histórico como un complejo símbolo fragmentado de la visión del pasado. El pasado es la materia prima con la que dramatiza y cuestiona un presente mexicano. Hayden White se plantea las formas posibles de la representación histórica y sus bases, es este sentido, la obra de Leñero nos hace pensar en el teatro como esa representación histórica, y a la historiografía como una base productora de ficción.
            Cortés es el centro, es la figura que se pone en perspectiva y se analiza en tres momentos de su vida: juventud, madurez y senectud. Los demás personajes giran alrededor de él, son personajes secundarios que transitan como fantasmas por la vida de este. Ni Malinche ni Catalina están completamente dibujadas, porque es la memoria de Cortés la que las proyecta, la que les da vida y les permite formar parte de su historia.

            El secretario escribe las memorias, registra la historia. Pero el secretario también se confunde, también pierde datos y carga con un montón de libros que son la autoridad. El también transita de un lado a otro con Cortés. Es así como elimina, subordina y da énfasis a algunos acontecimientos. Como menciona White, ante el hecho fragmentario e incompleto usa la “imaginación constructiva”. Lo hace el secretario, lo hace Leñero y lo hace el mismo Cortés con su vida, no sólo olvida, también selecciona que olvidar.
            White menciona que los relatos históricos no están terminados o completos, por ello es quizá que vemos una historia diferente, Leñero da cuenta en su texto dramático de lo posible. Los cambios de escenario, las escenas simultáneas, las acotaciones de tipo narrativas, nos hace pensar en un texto espectacular complejo y que efectivamente dio mucho de qué hablar, como mencionan algunas crónicas de la época.
            La obra de Leñero al igual que la narrativa histórica no refleja, sino que recuerda, por ello se encuentra constantemente el velo del olvido, de la suposición. También por esto es que vemos un enano que corre de un lado al otro, jocoso, enterándose de todo pero sin realmente ser un testigo fidedigno. Los recuerdos no están terminados o completos, por eso Malinche mata a Cortés, porque Leñero desea completar una historia más que con la similitud de hechos, con la complejidad de los símbolos.

            Efectivamente en este caso, las secuencias históricas están tramadas de diferente manera. Leñero interpreta el mito sobre Cortés y le da un nuevo significado, de esta manera, dentro de la producción de ficción, aporta un conocimiento literario que no por ser ficción le quita valor, y a decir de White, hace el mismo trabajo del historiador.


           

.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Águila y sol de Sabina Berman





Águila y sol es una obra escrita por Sabina Berman y publicada en 1984. La obra habla sobre algunos sucesos ocurridos desde la llegada de los españoles hasta la muerte del emperador Moctezuma. En la edición de Editores Mexicanos Unidos se menciona su fundamentación en la Visión de los vencidos, además da cuenta de su carácter simbólico. Respecto a una puesta en escena, se menciona que se llevó a cabo con solo siete actores y en un espacio teatral muy reducido.
            Dado que está fundamentada en las crónicas, hay que recordar que estamos ante hechos más literarios que históricos, por lo que se trata de una especie de historia alternativa de los hechos. Berman logra replantearse los pasajes de la historia en escenas cortas (cuadros), para representar un texto dramático (TD) paródico e hilarante, pero sumamente crítico e innovador, sobre todo, respecto a otras obras de teatro con esta temática.
            El TD no es anecdótico, sino que hace evidente el mito que prevalece a través de la historia, solo que actualiza por medio de las formas del diálogo dramático. Un ejemplo de lo anterior es en las escenas de teatro callejero, en la que los cómicos al burlarse de todo, echan por tierra las versiones hegemónicas, es como si el pasado fuese un albur. Lo simbólico también es rescatado en la escena de Tezcatlipoca, cuando aparece como un borracho y discute con los magos los sucesos en Tenochtitlán. La muerte de los cholultecas no es más que una onomatopeya: pum, dice Cortés.


            Berman hace un juego con la identidad y la religión, busca acercarnos a una verdad diferente que pone en tela de juicio los prejuicios y las verdades absolutas de los mexicanos. Cortés siempre habla otro idioma, el del extranjero, nunca le entendemos, ni siquiera cuando habla latín durante los “Bautismos”, porque siempre hay una especie de distorsión y de desencuentro. Hay un narrador que le cuenta al público la historia, la misma Malinche es narradora, aunque en muchos casos esto resulta completamente innecesario.
            La historia de los mexicanos, la misma identidad, está llena de huecos y vacíos, los hechos pueden ser verosímiles pero indemostrables. Berman argumenta a través del mariachi, de la Llorona, pero todas nuestras certezas se pierden, son tan indemostrables como el desorejado o el hombre de dos cabezas que dialogan con Moctezuma.
            En cuanto a la “Escritura, dicción y ficción dramática” (García Barrientos, 2007), la obra de Berman tiene muy pocas acotaciones, la mayoría del tipo técnicas, dando mucha libertad al texto espectacular. Hay un narrador que llena los vacíos como a través de un monólogo. En un principio el lenguaje parecería formal a través de este narrador, pero poco a poco el lenguaje se convierte en informal y lleno de registros.
            Está presente la metateatralidad, ya que hay una tarima para el espectáculo callejero y también para la escenificación de la misa bautismal. Los cuadros representan muchos espacios, no hay una jerarquía en las acciones, además de que se juega con la escenificación de lo no escenificado a través del diálogo. Las formas de construcción son abiertas y me parece un tipo de drama completamente de acción.

           

domingo, 27 de octubre de 2013

Corona de Fuego de Rodolfo Usigli





Publicada en 1960, Corona de Fuego es lo que el propio Usigli denomina un Primer esquema para una tragedia antihistórica americana. La obra consta de tres actos, en ellos describe la llegada de Cortés y su séquito, junto con Cuauhtémoc, de Tenochtitlán a Tuxakhá en el año 1525. El TD expone las luchas internas de Cuauhtémoc y Cortés, así como las luchas de poder y las conspiraciones de unos contra otros.
            Corona de fuego es también una historia tradicional de Galicia, en la que un personaje corona a otro con una corona de hierro al rojo vivo, traicionándolo y dándole así muerte. En Usigli la corona puede ser la metáfora sobre mantener a Cuauhtémoc como “emperador”, solo para provocar la traición y condenarlo a muerte en la ceiba. 

            El coro de los españoles habla en verso, exponiendo así la tragedia y haciendo una diferencia de pensamiento e ideología entre los mexicanos, cuyo coro no versa. Aunque remarca una poética distinta. La colisión dramática, de la que habla Lukacs en La novela histórica y el drama histórico, gira alrededor del miedo a la traición, tanto Cortés de los mexicanos, como Cuauhtémoc de Cortés.
            Por ello, Cortés y Cuauhtémoc representan el choque de pares que mueven el drama. En la obra de Usigli, la conquista representa dos bandos de fuerzas en pugna, cuyo único desenlace será el violento. En este caso, la muerte del gobernante mexicano. El drama histórico, o en este caso la antihistoria, debido a la representación libre del hecho histórico, no es más que la exaltación de decisiones que provocarán la catástrofe, determinantes en la transformación social del presente.
            Por otra parte, Malinche en este caso es un personaje secundario, la representación del mestizaje y la voz anacrónica que profetiza “el nuevo mundo”. Usigli evidencia el conflicto de la identidad mexicana. Los personajes mexicanos como Pax Bolón, Chac Paloquem y Mexicaltzinco, apuestan por una estrategia de sobrevivencia que culmina con la traición hacia Cuauhtémoc.
            Retomando a Lukacs, el carácter social de la obra de Corona de Fuego es a través de los individuos históricos. La colisión trágica del personaje, en este caso Cuauhtémoc, lo hace elevarse del resto y enfrentarse a una disyuntiva decisiva, ese leimotiv es el lapso breve entre realmente intentar un ataque contra Cortés o rendirse. Finalmente, esa misión social a la que se entrega, la de salvaguardar a su pueblo, lo convierte en el héroe, en el mártir ahorcado en la ceiba.